TREINTA HINCHAS DE ÑULS FUERON DEMORADOS POR LA POLICIA
Por pintadas en la Casa Gris
Hinchas que reclaman la intervención del club escribieron "Binner = Lope$", en una pared de la gobernación santafesina.
Una protesta frente a la Casa Gris de no más treinta socios e hinchas autoconvocados de Ñuls que reclamaban la intervención del club y el desplazamiento de su presidente, Eduardo López, derivó ayer en un incidente con la policía santafesina que los rodeó con medio centenar de efectivos, doce patrulleros y hasta dos motos y los demoró durante una hora, bajo la supuesta acusación de haber pintado seis graffitis en el edificio histórico. "Binner = Lópe$", se podía leer en una de las pintadas. Las otras eran de un tono más subido. El cerrojo policial sólo se abrió y dejó en libertad a los manifestantes una vez que cada uno de ellos fueran identificados y fotografiados con aviso al juez de Faltas en turno. "Esta es una orden que vino de arriba", se quejó uno de los líderes del grupo, Lucio Acuña, quien asoció el episodio de ayer con la persecución que sufren los disidentes en su club. "La barrabrava de Ñuls nos reprime -dijo-. La policía de Rosario nos reprime. Y ahora parece que si venimos a Santa Fe también hay una orden explícita de agredirnos, pero vamos a seguir luchando contra el último poder de facto que queda en la provincia. Lo único que queremos es democracia y elecciones libres en Ñuls".
Eran las doce del mediodía cuando los hinchas leprosos, con banderas, camisetas y paraguas rojinegros, comenzaron a avanzar desde el centro de la plaza de Mayo hasta la puerta grande de la Casa Gris. El bombo y un tamboril marcaban el ritmo. Algunos volantes eran arrojados al aire y un par de bombas metieron estruendo en el entorno de la burocracia, más preocupada por el fin de semana que por otra cosa.
Los autoconvocados de Ñuls ya se habían manifestado en la plaza de Mayo a fines de junio, cuando cientos de fotos alfombraron el camino que suele utilizar Binner para llegar a su despacho. La foto era un apretón de manos del gobernador con el propio López, cruzada por una demanda: "¡Basta Binner! ¡Soltale la mano a la mafia! En Newells, ¡intervención total ya!". Ayer, la imagen de ese saludo había sido ampliada en carteles del reclamo, mientras los cánticos contra Binner y López se hacían oír.
"Estamos cansados de que la justicia y el gobierno se sigan riendo de nosotros", planteó Acuña. "Nombraron un interventor en la junta electoral de Newell's (al doctor Andrés Brelich), pero sin desplazar a la junta y esto es una burla porque Brelich no hace nada. Acá los responsables son Brelich, que es un incapaz para ejercer su función; (el inspector general de Personas Jurídicas, Pablo) Clement, (el fiscal de Estado, Jorge) Barraguirre y Binner. Todos son responsables que en Newell's no haya cambios. Porque siguen jugando el juego sucio que les propone López. Y de esta forma no vamos a tener elecciones limpias", se indignó.
Acuña dijo que le pidieron audiencia al gobernador dos veces, una el 15 de mayo y otra el 1º de agosto, cuando se cruzaron con él en Rosario. "Pero nunca nos convocó para el diálogo. Nos prometió que nos iba a conceder una audiencia, pero no lo hizo. Y el doctor Binner sabe que está por el camino incorrecto, que Ñuls necesita una intervención total ya, que López no puede seguir jugando con esas cartas", explicó.
"Entonces, venimos a manifestarnos a Santa Fe porque parece que esta es la única forma de protesta que escuchan los gobernantes. La calle es nuestro lugar y vamos a insistir en nuestra lucha hasta que Ñuls recupere la democracia", precisó.
Todo transcurría entre cánticos y batucada, hasta que tres policías salieron corriendo de la Casa de Gobierno y comenzaron a increpar a los manifestantes por la supuesta pintada de graffittis. "Binner cagón", decía uno. "Barraguirre com", se podía leer en otro que quedó inconcluso. Quizás el graffiterro quiso escribir 'cómplice' y no tuvo tiempo. O no lo dejaron. La fachada de la Casa Gris quedó a tiro de aerosol desde que el gobernador ordenó retirar las vallas metálicas que protegían el edificio, en el primer día de su mandato.
El despliegue policial creció con los minutos hasta que los hinchas de Ñuls quedaron rodeados por efectivos que lo duplicaban en número. Sus rostros cambiaban a medida que aparecían patrulleros y camionetas. En un momento llegaron a tener a la vista doce vehículos y dos motos. Un fotógrafo de la Policía los apuntaba una y otra vez. Y el jefe del operativo no despegaba el teléfono celular de su oreja.
El entusiasmo de la protesta bajó a cero cuando se dieron cuenta que estaban cercados. Ninguno intentó escapar eran todos chicos y chicas muy jóvenes porque hubieran desatado una pesecución de película. "Estamos demorados por las pintadas. Esto es una orden que vino de arriba", deslizó Acuña, que podía salir del círculo policial y acercarse al cronista. El ya había llamado a un abogado que le pidió que no lo identifique ante la prensa. "La barrabrava de Ñuls nos reprime. La policía de Rosario nos reprime. Y ahora parece que si venimos a Santa Fe también hay una orden explícita de agredirnos, pero vamos a seguir la lucha contra el último poder de facto que queda en la provincia. Lo único que queremos es democracia y elecciones libres en Newell's", dijo Acuña.
El cerrojo ya era más estrecho y coincidía con el fin de la jornada laboral en la Casa de Gobierno, el Palacio de Justicia y los colegios católicos de la zona. Así que muchos que cruzaban por la plaza tuvieron un espectáculo extra. Y no faltaron aquellos que confundieron el rojinegro local con el de Rosario. "¿Estos pibes son de Colón?", preguntó un curioso. "¿Quién es López?", quiso saber otro. Y siguieron rumbo a la siesta santafesina.
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